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Stellantis recorta empleo y producción en Norteamérica: el verdadero impacto de los aranceles de Trump

Alberto García
Alberto García - Periodista Automotriz
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¿Qué ocurre cuando una política comercial golpea justo en el corazón de la producción automotriz? Stellantis lo está viviendo en carne propia, y las consecuencias apenas empiezan a sentirse. En este artículo, te contamos por qué este ajuste va mucho más allá de una pausa temporal en dos fábricas.

Un golpe que sacude el tablero automotriz en Norteamérica

El anuncio de Stellantis de recortar producción y empleo en Norteamérica no es un hecho aislado, sino un síntoma de una tormenta comercial que podría redibujar el mapa industrial. La automotriz ha decidido detener temporalmente sus operaciones en Canadá y México y despedir a 900 empleados en Estados Unidos, todo esto el mismo día en que entraron en vigor los nuevos aranceles del 25% a la importación de vehículos impuestos por el expresidente Donald Trump.

Stellantis produccion

Aunque la medida afecta directamente a Stellantis, el eco de esta decisión está resonando por todo el sector automotriz. ¿Estamos ante el inicio de una nueva guerra comercial? ¿Cómo impactará esto en los precios de los vehículos y en la estabilidad del empleo industrial?

¿Qué plantas de Stellantis se ven afectadas?

Dos centros clave de producción han detenido sus actividades:

  • Planta de Windsor, Canadá: donde se ensamblan modelos como la Chrysler PacificaVoyager y el Dodge Charger Daytona. Aquí, 4.500 trabajadores quedarán temporalmente sin trabajo por dos semanas.
  • Planta de Toluca, México: donde se fabrican el Jeep Compass y el Wagoneer S. Esta fábrica estará detenida todo abril, aunque los trabajadores seguirán recibiendo su salario.

Estos cierres no solo afectan directamente a miles de empleados, sino que también impactan en la cadena de suministroregional.

Despidos en Estados Unidos: ¿por qué si hay exención de aranceles?

Aunque Donald Trump ha prorrogado la exención de aranceles a México y Canadá, Stellantis igual optó por recortar temporalmente 900 empleos en cinco plantas de Estados Unidos que proveen piezas a las fábricas ahora detenidas.

¿Por qué? Porque aunque no hay aranceles directos entre los países del T-MEC, la interdependencia productiva entre las plantas provoca un efecto dominó. Si una planta se detiene, las que la abastecen se ven obligadas a reducir su ritmo.

Además, Stellantis no ha descartado nuevos ajustes si los efectos de esta política comercial se intensifican.

Chery en Italia planta
Chery España

Críticas de los sindicatos: ¿una medida innecesaria?

Las reacciones sindicales no se han hecho esperar. Shawn Fain, presidente del poderoso sindicato United Auto Workers (UAW), no se mordió la lengua. Calificó la decisión de “completamente innecesaria” y afirmó que Stellantis tiene “los recursos para evitar los despidos”.

Desde Canadá, Lana Payne, líder del sindicato Unifor, también expresó su preocupación por la rapidez con que las nuevas tarifas están afectando al sector, y advirtió que esto solo es el comienzo si no se revisa la estrategia comercial.

Ambos coinciden en un punto: los trabajadores están pagando el precio de decisiones que se toman en despachos políticos y salas de juntas.

Reacción de los mercados: ¿una señal de alarma?

Las repercusiones llegaron también a Wall Street. Tras el anuncio, las acciones de Stellantis cayeron un 7,7% en la Bolsa de Nueva York. Esta caída refleja no solo la preocupación inmediata por los despidos, sino también el temor a una escalada comercial que afecte a todo el sector automotor.

Muchos analistas han advertido que estos aranceles, de mantenerse, podrían encarecer notablemente los precios de los autos en EE. UU., forzando a las marcas a recortar producción o subir precios. Ambas opciones serían perjudiciales tanto para los consumidores como para los trabajadores.

Stellantis produccion Fiat

¿Es una jugada política o una estrategia económica?

La administración Trump argumenta que estos aranceles protegerán la producción nacional, impulsando el empleo local. Sin embargo, lo que se está viendo en la práctica es un efecto inverso: cierres, despidos y un aumento en la incertidumbre.

Stellantis ha manifestado que seguirá dialogando con el gobierno para encontrar soluciones que reduzcan el impacto de los aranceles. De hecho, John Elkann, presidente de Stellantis, ha mantenido contacto directo con la Casa Blancabuscando caminos alternativos.

Aun así, el daño ya está hecho. Las decisiones políticas empiezan a reflejarse en la realidad laboral y productiva del continente.

¿Qué pasa con los consumidores?

Los consumidores también están en el centro de esta historia. Con el aumento del 25% en los aranceles, los precios de los autos importados podrían dispararse. Esto limita las opciones del comprador promedio, reduce la competencia en el mercado y podría ralentizar las ventas en todo el sector.

Además, si las marcas como Stellantis trasladan el costo a los vehículos ensamblados localmente con piezas extranjeras, el impacto en los precios será inevitable.

¿Y el futuro del T-MEC?

Este episodio pone en duda la estabilidad del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC). Aunque las exenciones actuales cubren a México y Canadá, muchos analistas consideran que la política arancelaria de EE. UU. podría seguir endureciéndose, lo cual pondría en jaque al acuerdo comercial más importante de la región.

La suspensión de las plantas y los despidos son solo el primer síntoma de una crisis que podría escalar si no se llega a una solución negociada.

Stellantis

¿Qué puede hacer Stellantis ahora?

Stellantis enfrenta un escenario complejo: necesita reorganizar su estrategia de producción, mantener la competitividad y, al mismo tiempo, cuidar su relación con sindicatos, gobiernos y consumidores.

La empresa ha dicho que seguirá “evaluando los efectos de estos aranceles” y que tomará decisiones adicionales si es necesario. Una forma elegante de decir que más recortes podrían venir si la situación no mejora.

La imposición de aranceles del 25% a la importación de vehículos en EE. UU. ha llevado a Stellantis a detener la producción en dos fábricas clave en Canadá y México, y a despedir temporalmente a 900 trabajadores en Estados Unidos. Aunque México y Canadá están exentos de estas tarifas, la interdependencia entre las plantas ha generado un efecto en cadena que impacta tanto en la cadena de suministro como en el empleo. Las reacciones sindicales, la caída en la bolsa y la incertidumbre en el sector reflejan un posible cambio radical en la industria automotriz de Norteamérica.

Conclusión

El ajuste de Stellantis es más que una pausa en la producción: es una advertencia del impacto real que las decisiones comerciales pueden tener en la economía real. Si bien las políticas proteccionistas buscan reactivar la industria local, sus efectos colaterales ya están golpeando a miles de trabajadores, al mercado bursátil y a los bolsillos de los consumidores.

En medio de este escenario, Stellantis deberá equilibrar diplomacia, eficiencia operativa y sensibilidad social para no perder terreno en una industria que está cambiando a una velocidad vertiginosa. Y como consumidores, trabajadores o analistas, debemos estar atentos: esto apenas comienza.

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Comunicador Periodista y Comunicador Social, especializado en el sector automotor y Financiero con más de 7 años de experiencia en dicho sector.
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