Con solo un triunfo no alcanzado en 2023, podría pensarse que el RB19 era un monoplaza impecable que solo revelaba vulnerabilidades en el Gran Premio de Singapur. Sin embargo, la realidad es que Verstappen experimentó dificultades en algunas carreras más que en otras, y que algunos de sus triunfos fueron extremadamente ajustados.
La vulnerabilidad de Red Bull fue evidente desde el comienzo de la temporada 2024, con la aparente dominancia del piloto neerlandés en las primeras citas que se convirtió en lucha en pruebas como la de Australia o la más reciente en Miami. Todas estas carreras comparten un denominador común: un asfalto urbano o semiurbano que desafía a los neumáticos de manera única. Resulta desconcertante considerando el desempeño del equipo en la edición 2023 de este Gran Premio.
Red Bull ha reconocido abiertamente que los problemas provienen de la ventana de trabajo de los neumáticos, tanto en encontrarla como en mantenerse en ella, lo cual se agrava en pruebas como la de Miami donde hubo escaso tiempo para ajustar la puesta a punto. Max Verstappen expresó su frustración al lidiar con los neumáticos, así como su perplejidad tras lograr la pole position en lo que él describió como una vuelta muy deficiente. Este problema no es nuevo para el equipo y es parte de su plan de trabajo.
En busca de optimizar la ventana de trabajo de los neumáticos, Red Bull planea introducir mejoras en Imola, Gran Premio de Emilia Romaña. Estas mejoras se consideran pequeñas y no se espera que generen un gran salto en rendimiento, sino que están enfocadas en comprender y mejorar el manejo de los neumáticos. Conscientes de la presión que ejercen McLaren y Ferrari, así como Mercedes y Aston Martin en menor medida, Red Bull se esfuerza por mantenerse competitivo en medio de cambios organizativos, incluyendo la transición de Adrian Newey a Pierre Waché en el desarrollo del monoplaza.