La industria de los vehículos eléctricos no es un camino fácil, y Canoo es la última víctima de este ecosistema altamente competitivo. A pesar de su enfoque innovador y acuerdos con gigantes como Walmart y la NASA, la startup no logró asegurar la financiación necesaria para mantenerse a flote. Ahora, tras declararse en quiebra bajo el Capítulo 7, su futuro se reduce a la liquidación de activos y el cierre total de operaciones.
Pero, ¿cómo una empresa que parecía estar en la senda del éxito terminó desplomándose en cuestión de años? Analicemos en detalle los factores que llevaron al fin de Canoo Inc. y su impacto en la industria de la movilidad eléctrica.
Un sueño ambicioso que se desmorona
Canoo nació en 2017 con una visión clara: desarrollar una plataforma modular y flexible para vehículos eléctricos que pudiera adaptarse a distintos usos. Su tecnología prometía transformar el transporte urbano y de carga, con diseños innovadores y una propuesta diferenciada dentro del mercado automotriz.
Sin embargo, la empresa nunca logró alcanzar la rentabilidad. Aunque firmó acuerdos con empresas de renombre y hasta con la propia NASA para desarrollar vehículos de transporte para astronautas, sus problemas financieros se intensificaron con el tiempo.
El 4 de febrero de 2025, Canoo confirmó lo inevitable: se acogía al Capítulo 7 del Código de Quiebras de EE.UU., lo que significa que no intentará reestructurarse, sino que liquidará sus activos de inmediato.
El Tribunal de Quiebras de Delaware será el encargado de gestionar el cierre definitivo, supervisado por un administrador designado que se encargará de vender lo que queda de la compañía para pagar a los acreedores.
Acuerdos con gigantes como Walmart y la NASA no fueron suficientes
Canoo logró firmar contratos con empresas y entidades de peso:
- NASA: Canoo fue seleccionado para proveer los vehículos que transportarían a los astronautas de la misión Artemis hasta la plataforma de lanzamiento.
- Walmart: La cadena minorista había encargado una flota de vehículos eléctricos para sus operaciones de reparto.
- USPS (Servicio Postal de EE.UU.): Canoo también tenía contratos para el desarrollo de vehículos de entrega eléctrica.
A pesar de estos acuerdos, la empresa nunca logró asegurar suficiente capital para continuar con su producción a gran escala. La falta de liquidez se convirtió en un obstáculo insalvable, y las promesas de crecimiento se esfumaron rápidamente.
Un modelo de negocio insostenible
Los números no mienten:
- Durante los primeros nueve meses de 2024, Canoo apenas generó 1,5 millones de dólares en ingresos.
- Sus pérdidas operativas superaron los 110 millones de dólares en el mismo período.
- La compañía intentó obtener financiamiento público mediante subsidios medioambientales, pero sus solicitudes fueron rechazadas.
- Los intentos de atraer inversores extranjeros fracasaron, dejando a Canoo sin respaldo financiero suficiente para sostener su crecimiento.
El desequilibrio entre ingresos y gastos hizo insostenible la operación, empujando a la empresa hacia el cierre definitivo.
Impacto en empleados y socios estratégicos
El colapso de Canoo no solo afecta a sus inversionistas y directivos, sino también a:
- Cientos de empleados, que perderán sus trabajos sin posibilidad de reubicación.
- Empresas asociadas, cuyos acuerdos comerciales con Canoo quedarán en el aire.
- El ecosistema de movilidad eléctrica, que pierde a un actor innovador en el mercado.
El CEO de la compañía, Tony Aquila, agradeció públicamente a empleados y socios por su compromiso, pero sus palabras no pueden ocultar la dura realidad: Canoo deja de existir como empresa operativa.
Problemas regulatorios y advertencias previas
Los problemas de Canoo no solo fueron financieros. También enfrentó obstáculos regulatorios que erosionaron la confianza de los inversores.
- En 2023, la Comisión de Bolsa y Valores de EE.UU. (SEC) multó a Canoo con 1,5 millones de dólares por presentar proyecciones de ingresos irreales antes de salir a bolsa en 2020.
- En mayo de 2022, la empresa ya había advertido sobre su grave situación financiera, describiéndola como una “amenaza existencial” para su continuidad.
A pesar de los intentos por diversificar sus ingresos y establecer alianzas estratégicas, la falta de un plan financiero sólido terminó sellando su destino.
¿Por qué las startups de vehículos eléctricos fracasan?
El caso de Canoo no es único. Otras startups de vehículos eléctricos también han enfrentado un destino similar, lo que plantea una pregunta clave: ¿por qué estas empresas no logran sobrevivir?
Algunos de los principales desafíos incluyen:
- Altos costos de producción: Desarrollar vehículos eléctricos requiere una inversión inicial enorme.
- Dependencia de financiamiento externo: Sin un flujo constante de capital, la operación se vuelve insostenible.
- Competencia feroz: Empresas como Tesla, Rivian y Lucid dominan el mercado con recursos muy superiores.
- Desafíos en la cadena de suministro: La escasez de componentes y los costos de materiales afectan la producción.
Startups como Lordstown Motors y Arrival han sufrido problemas similares. Irónicamente, Canoo adquirió activos de Arrival antes de su propia quiebra, demostrando lo frágil que puede ser este sector.
El futuro de la tecnología de Canoo
Con el proceso de liquidación en marcha, el destino de la innovadora tecnología de Canoo es incierto.
- Algunas empresas podrían comprar sus patentes y diseños, especialmente su plataforma modular, que ofrecía una arquitectura flexible para distintos tipos de vehículos.
- Sin embargo, el historial financiero de Canoo podría ahuyentar a posibles compradores, dejando muchas de sus innovaciones en el olvido.
El caso de Canoo deja una lección clara: una gran idea no es suficiente para triunfar en la industria automotriz. Sin una gestión financiera sólida y un respaldo de capital constante, incluso las startups más prometedoras pueden desmoronarse en cuestión de años.